Aunque en medio de las crisis las golosinas -al igual que los lápices de los labios- suelen salvarse de la baja de ventas porque, según explican los especialistas, los consumidores buscan el placer rápido y barato, los kioscos aseguran haber quedado al margen de esta excepción. Desde la entidad que los agrupa a nivel nacional aseguran que las ventas cayeron, en promedio, 20 por ciento en lo que va del año, con hondonadas más profundas en las zonas urbanas marginales.

Eduardo Medaglia, presidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina, explicó  que las caídas, desde hace unos tres meses, “se sienten con fuerza” y afectan a todos los rubros, incluido -aunque no en la misma proporción- los cigarrillos. “La baja es apenas algo menor en los barrios económicamente más firmes, con mayor poder adquisitivo, pero también ahí la reducción existe”, dice.

Medaglia explica que, en el caso de los cigarrillos, hay consumidores que se pasaron a los “ilegales” (importados sin autorización) que se ofrecen en la calle y, los que siguen comprando en los kioscos, eligen en muchos casos las etiquetas de diez. “Y los que compraban esos, no compran nada”, ejemplifica.

Para gastar menos también, en el segmento de las golosinas, hay cambio hacia marcas más baratas o a paquetes más chicos. En el caso de las galletas, salen más las de agua (más económicas que las dulces) y las fraccionadas en envases de 250 ó 500 gramos, que tienen mejor relación precio-cantidad.

Hasta los alfajores, que constituyen la golosina “estrella” de la Argentina, sienten la crisis. “Los clientes se corrieron de los Premium a los de menor valor, y eso que están frente a una competencia gigante por este mercado”, señala Medaglia. Hay más de 40 variedades, que incluyen desde los más sofisticados hasta los más simples. El consumo por día, estimado para el país, es de casi 7 millones de unidades.

Medaglia apunta que hay una tendencia que comenzó hace unos dos años y se ha ido profundizando: para aquellos que trabajan el alfajor, especialmente el triple, reemplaza un almuerzo o un desayuno. “Por 2,50 o tres pesos comen y se ahorran cuatro o cinco, que es lo que gastarían si eligieran un sándwich”, agrega.

Las encuestas de consumidores realizadas para definir sus preferencias indican que los que optan por los alfajores duplican largamente a los que eligen barras de cereales y hasta por diez a quienes compran chocolates. Sólo son superados en cantidad por aquellos que prefieren los helados.


Más costos

A la baja de las ventas, como todos los rubros, los kioscos suman el alza de los costos, especialmente de los servicios. “Los alquileres, en los últimos meses, se plancharon, dejaron de subir y eso mejoró un poco la situación pero los costos de los servicios parecen despegados de la situación que vive el país”, indica Medaglia, quien apunta que esta combinación determina el cierre de locales, especialmente de los más chicos, con baja facturación que no están en condiciones de afrontar una baja en el mercado.

En Argentina hay unos 120 mil kioscos, de los que alrededor de 10 por ciento está en Córdoba. Concentran alrededor del 90 por ciento de la venta de cigarrillos y el 80 por ciento de las golosinas.

Es una franja de negocios donde sólo operan dos grandes cadenas en el país, concentradas en la Capital Federal y Buenos Aires. La más grande, Open 25, cuenta con 148 bocas. La rentabilidad media, en función de un piso de ventas, está entre 18 y 25 por ciento.

Para estar bien surtido, un kiosco debería manejar entre 700 y mil ítems, incluyendo golosinas, cigarrillos, perfumería, gaseosas y medicamentos de venta libre. Por este último punto la Unión reclama una Ley Nacional de Medicamentos que les permita seguir comercializándolos ya que en algunas provincias se les ha prohibido ofrecerlos.