Este año ha sido, en el sector indumentaria, el de las rebajas. Las liquidaciones de verano y de invierno se adelantaron y llegaron hasta el 70 por ciento, una cifra nada frecuente -hasta ahora- en la Argentina. Incluso, antes de esa rebaja, el segmento fue imponiendo promociones para tratar de sostener las ventas. Con todo no lo logró. Un informe de la consultora Claves Información Competitiva plantea una “importante de- saceleración” y una reducción del cinco por ciento en relación con 2008. En ese año el sector creció el 9,2 por ciento en relación al anterior.

En promedio, durante el año pasado la rentabilidad se movió entre el tres y el cinco por ciento mientras que, para el corriente período, el escenario es mucho más estricto y obliga a las empresas -para mantener las ventas- a realizar promociones “cada vez más agresivas y descuentos significativos sobre el precio, lo que reducirá los márgenes de ganancias”.

Desde un local de indumentaria femenina de primera línea nacional, instalado en el Nuevocentro Shopping de Córdoba, aseguran que por este esquema cada vez más agresivo de ventas hay prendas a las que le ganan menos de uno por ciento. “No alcanzamos a cubrir ni el flete”, indican. Y como ejemplo muestran un tapado que al público sale 490 pesos en uno de los días de “promoción” con descuentos del 20 por ciento con tarjeta y que a ellos les cuesta 470.

“Los números así son insostenibles, pero no hay posibilidad de negarse a participar de una promoción porque si no las ventas caen todavía más. Es una verdadera encerrona”, deslizan.

El informe de Claves estima que, en promedio, un hogar argentino destinó durante 2008 casi el siete por ciento de su gasto a indumentarias, cifra que este año bajará. Además, destaca el peso del impacto de la informalidad que va del 35 al 60 por ciento del volumen de mercado total del comercio minorista, con fenómenos tan notorios como el mercado de La Salada en Buenos Aires o de las ferias que se multiplican en las distintas ciudades del interior del país.

Al igual que en el caso de la producción, la consultora plantea que la caída del consumo en lo que va del año es “significativa” y las estimaciones son “conservadoras”. La baja en ventas en locales y shoppings podría superar el 40 por ciento.


En achique

Hasta fines del año pasado existían en el rubro cerca de 12 mil fabricantes, 32 mil comercios y más de 47 mil puntos de venta, cifra que advierte sobre un “notorio cambio de tendencia” respecto de 2007, ya que “se pasó de un crecimiento a un significativo decrecimiento en la cantidad de actores”, con perspectivas de que esa línea se intensifique en este período.

La producción descendió del 27 por ciento en 2007 a 11 por ciento el año pasado y las exportaciones pasaron del 20 por ciento al 12 por ciento en el mismo lapso; sin embargo, las importaciones mostraron un crecimiento sostenido: en 2007 eran el 39 por ciento y en 2008 saltaron al 44 por ciento.

Respecto a los destinos de la indumentaria exportada, claramente es la región la que recibe la mayor parte: Brasil lidera el ranking, seguido por Chile, Uruguay y México.

“Así, desde 2008 se advierten señales de desaceleración preocupantes, con un importante riesgo de avance de las importaciones a precios bajos por sobre el sector de industria nacional”, indica el documento.

Y agrega que la posibilidad de ingreso de nuevos competidores se ha reducido, producto de una pérdida de la rentabilidad y del atractivo del sector en general. Si bien sigue habiendo algunos ingresos e inversiones en general, son proyectos pautados y planeados en 2007. Los nuevos emprendimientos están, la mayoría, en espera. “Las barreras de ingreso son bajas siendo más fácil incursionar en el sector que salir de él”, señala.

El año pasado hubo un incremento importante de la rivalidad competitiva, debido a una demanda cada vez más exigente y selectiva. Asimismo, mientras los proveedores mantienen su tradicional poder de negociación elevado, la presión de los sustitutos importados subió con perspectivas de configurar una amenaza seria de acá en adelante.