El déficit fiscal llegó a los $ 9.000 millones en febrero y así en el primer bimestre del año quedó reducido a solo $ 1.000 millones, unos $ 11.000 millones menos que el obtenido en el mismo período de 2014. El exiguo saldo positivo fue a contramano del comportamiento característico en los primeros dos meses del año, cuando suelen verificarse superávits relativamente significativos, remarcó la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) al difundir sus cálculos. La caída del saldo fiscal en el primer bimestre se registró a pesar que los intereses devengados cayeron un 30% a $ 4.900 millones. En este sentido, tras descontar el pago de intereses, el resultado primario fue superavitario en $ 5.900 millones pero aún así fue $ 13.000 millones menor que el acumulado en igual período de 2014. En particular en los dos primeros meses del año los ingresos tributarios y de la seguridad social alcanzaron un total de $ 146.155 millones, lo que constituye un 23,6% más que lo recaudado en igual bimestre del año 2014 pero una cifra muy inferior a la variación de 35,2% promedio del año pasado. Además, según publica el Cronista, se observó un comportamiento más moderado en la recaudación del IVA, con motivo de la menor contribución del componente aduanero. A su vez, los derechos de exportación mostraron un retroceso del 3%, como consecuencia de la caída de las exportaciones tras el derrumbe del precio internacional de los principales commodities, apuntó la ASAP. En el período ingresaron $ 5018 millones como renta de la propiedad, exclusivamente por las ganancias de los activos que posee la ANSeS. Por otro lado, al finalizar el mes de febrero, los gastos primarios devengados ascendieron a $ 149.149 millones, registrando un incremento del orden de 42,1% respecto de la ejecución de un año atrás, aproximadamente en línea con la suba alcanzada durante 2014. Los incrementos nominales más significativos se verificaron en las prestaciones de la seguridad social y en los subsidios al sector privado. Así en el primer bimestre de 2015, las transferencias de carácter económico para el financiamiento de empresas públicas, fondos fiduciarios y el sector privado totalizaron la suma de $ 29.290 millones durante el primer bimestre de 2015, arrojando un incremento del orden del 40% interanual. Dentro de ese total, se destacaron en primer lugar las asignaciones del sector energético, que en los primeros dos meses de 2015 recibió transferencias corrientes por $ 18.190 millones, un 31% más que en igual período de 2014, lo cual constituye un impulso muy inferior al acumulado durante aquel año de 67%. En particular, cerca del 85% de los subsidios energéticos se concentraron en sólo dos empresas, Cammesa y Enarsa. "Es probable que la relativa contención del gasto en subsidios energéticos obedezca a la caída del precio internacional del petróleo y sus derivados que tuvo lugar en los últimos meses de 2014", apuntaron desde ASAP para explicar la desaceleración. Sin embargo, esta moderación fue compensada en otro frente. El gasto para el financiamiento del transporte superó los $ 7.600 millones, lo que marcó un incremento de 80% interanual y cerca de $ 1.000 millones, para otras empresas públicas no incluidas en transporte ni energía, un 68% más, lo cual en ambos casos constituyen impulsos más elevados que el promedio de 2014. Por primera vez después de varios años el Presupuesto Nacional 2015 contempla un déficit financiero de $ 49.668 millones, lo que equivale al 1% del PBI proyectado en el Presupuesto 2015, mientras que el resultado primario, dado el alto peso de los intereses de la deuda, se estima superavitario en $ 46.549 millones, es decir un 0,9% del PBI.