Un nuevo intento opositor de sesionar en la Cámara de Diputados para aprobar la suba del mínimo no imponible de Ganancias volvió a terminar ayer en fracaso. El arco antikirchnerista no alcanzó el quórum para iniciar la sesión y ni siquiera consiguió sentar a todos sus legisladores en el recinto. Apenas 67 diputados dieron el presente, ante la ausencia anunciada del Frente para la Victoria y mientras la Plaza de Mayo se iba llenando para reclamar, justamente, cambios en ese gravamen. Ni siquiera bajaron al recinto los legisladores enrolados en la CGT.
Diputados de la UCR; el Frente Amplio Progresista (FAP), el Frente Peronista, el PRO y la Coalición Cívica se sentaron a las 10:30 en sus bancas con la intención de sesionar, pero no lo consiguieron. Llamativamente, no pudieron ni mostrar asistencia perfecta entre sus propias filas. Por eso, dos horas más tarde algunos de ellos aprovecharon el inicio de una sesión ordinaria pedida por el oficialismo para aprobar la ley de Fertilización Asistida, y volvieron a insistir con el tema.
El oficialismo se quedó sin excusas: su rechazo a este proyecto demuestra que está más interesado en la interna del justicialismo que en gobernar para todos los argentinos, acusó el cívico Alfonso Prat Gay, que propuso desgravar los salarios menores a $ 9.200, que los jubilados dejen de pagar ganancias y que se grave la renta financiera.
Luego fue el turno del radical Oscar Aguad. Pido que se vote a favor de una suba del mínimo no imponible. Aquí no hay ningún sector destituyente. Ampararse en esa excusa no es gobernar, apuntó. Lo siguió en el uso de la palabra Patricia Bullrich, con el mismo pedido.
A cada uno de estos intentos, el presidente del bloque oficialista, Agustín Rossi, respondió con el mismo laconismo. No vamos a acompañar. A escasos metros suyos, el abogado de la CGT Héctor Recalde no se movía de su banca. Incluso cuando había comenzado el discurso del líder de esa central obrera, Hugo Moyano, el diputado se mantuvo inamovible en su lugar. Los otros dos diputados cegetistas, Facundo Moyano y Omar Plaini, no aparecieron por el Congreso.
El Frente para la Victoria se preocupó por darle a Recalde una excusa que explique su ausencia en la Plaza: Diputados aprobó ayer seis proyectos que llevan su firma. Esos textos establecen, entre otros puntos, que los recibos de sueldo deberán explicitar el convenio colectivo del trabajador; que las sanciones impartidas por la empresa caducan a los 12 meses de dictadas; y que los empleadores no pueden preguntar a los trabajadores por su religión, afiliación política o inclinación sexual ni antes ni después de contratarlos.
El abogado laboralista defendió cada uno de ellos y dejó pasar una chicana del macrista Julián Obiglio. Qué bueno que esté el miembro integrante hoy en el recinto y no haya salido a la marcha, observó el legislador del PRO. Recalde sonrió y siguió adelante con su explicación.
Diputados de la UCR; el Frente Amplio Progresista (FAP), el Frente Peronista, el PRO y la Coalición Cívica se sentaron a las 10:30 en sus bancas con la intención de sesionar, pero no lo consiguieron. Llamativamente, no pudieron ni mostrar asistencia perfecta entre sus propias filas. Por eso, dos horas más tarde algunos de ellos aprovecharon el inicio de una sesión ordinaria pedida por el oficialismo para aprobar la ley de Fertilización Asistida, y volvieron a insistir con el tema.
El oficialismo se quedó sin excusas: su rechazo a este proyecto demuestra que está más interesado en la interna del justicialismo que en gobernar para todos los argentinos, acusó el cívico Alfonso Prat Gay, que propuso desgravar los salarios menores a $ 9.200, que los jubilados dejen de pagar ganancias y que se grave la renta financiera.
Luego fue el turno del radical Oscar Aguad. Pido que se vote a favor de una suba del mínimo no imponible. Aquí no hay ningún sector destituyente. Ampararse en esa excusa no es gobernar, apuntó. Lo siguió en el uso de la palabra Patricia Bullrich, con el mismo pedido.
A cada uno de estos intentos, el presidente del bloque oficialista, Agustín Rossi, respondió con el mismo laconismo. No vamos a acompañar. A escasos metros suyos, el abogado de la CGT Héctor Recalde no se movía de su banca. Incluso cuando había comenzado el discurso del líder de esa central obrera, Hugo Moyano, el diputado se mantuvo inamovible en su lugar. Los otros dos diputados cegetistas, Facundo Moyano y Omar Plaini, no aparecieron por el Congreso.
El Frente para la Victoria se preocupó por darle a Recalde una excusa que explique su ausencia en la Plaza: Diputados aprobó ayer seis proyectos que llevan su firma. Esos textos establecen, entre otros puntos, que los recibos de sueldo deberán explicitar el convenio colectivo del trabajador; que las sanciones impartidas por la empresa caducan a los 12 meses de dictadas; y que los empleadores no pueden preguntar a los trabajadores por su religión, afiliación política o inclinación sexual ni antes ni después de contratarlos.
El abogado laboralista defendió cada uno de ellos y dejó pasar una chicana del macrista Julián Obiglio. Qué bueno que esté el miembro integrante hoy en el recinto y no haya salido a la marcha, observó el legislador del PRO. Recalde sonrió y siguió adelante con su explicación.
