Tanto en Massalin Particulares como en Nobleza Piccardo están a la espera de un repunte en el negocio de los cigarrillos, que venía creciendo a un ritmo de entre 3% y 5% durante los años anteriores y que en lo que va de 2009 solo se ha incrementado en un 0,05% con relación a igual período de 2008.Pero si bien desde un punto de vista economisista la visión de estancamiento sería la mas adecuada, en la industria miran el escenario con optimismo y sostienen que ni la crisis financiera global, ni su correlato local, y mucho menos la Gripe A o las restricciones para el consumo de cigarrillos y los tres aumentos de precios ya aplicados a los atados frenan la necesidad de los argentinos de seguir aferrados al hábito de fumar.De hecho, en estos primeros seis meses el volumen vendido muerde los 1220 millones de paquetes a un promedio de 160 millones de atados por mes.Además, el año pasado, el volumen global llegó a los 2172 millones de paquetes de 20 unidades, lo que significó un crecimiento del 5% con relación a 2007, cuando el mercado también había crecido otro 3,4% en comparación con 2006. Pero durante el primer semestre de este año el volumen vendido sólo creció 0,05% con respecto a iguales meses de 2008, según cifras oficiales.Si bien admiten el estancamiento en las ventas, igualmente en las empresas consideran que el 2009 será positivo para la industria tabacalera. De todos modos, saben que el volumen no se moverá mucho más allá del nivel actual. Por eso apostarían a crecer mediante nuevas subas de precios y a un mayor blanqueo del contrabando. Actualmente, el mercado de cigarrillos argentino mueve cerca de $ 7800 millones anuales y está dominado por Massalin Particulares. La dueña de marcas como Marlboro y Philips Morris controla un poco más del 72% del share. Su principal competidora es Nobleza Piccardo, filial de British American Tobacco y en cuyo portfolio se encuentran Camel y Lucky Strike y Jockey Club. Concentra cerca del 24%, mientras que el 4% restante se lo reparten un grupo de tabacaleras locales.En las tabacaleras estiman que el negocio venía siendo impulsado por una fuerte reducción del contrabando gracias a las acciones de las autoridades policiales y a que las diferencias de precios entre marcas legales y truchas no eran tan grandes como para justificar un corrimiento de fumadores hacia el negocio ilegal. Sin embargo, esta ecuación podría cambiar si la industria debe seguir apostando a más aumentos para sostener las ventas.En el mercado creen que el cami no será precisamente el de nuevas subas ya que el sector debe cumplir con un fuerte aporte a las arcas del Estado en concepto de recaudación tributaria surgido de nuevas metas establecidas por el Gobierno a las empresas y que tienen relación con el componente impositivo que pesa sobre el cigarrillo, que llega casi al 70% del valor de un atado. Según los expertos, es la carga tributaria más alta de los países miembros del Mercosur y uno de los mas elevados del mundo. El nuevo convenio, firmado en marzo pasado, obliga a las empresas a dejar este año $ 6200 millones en las arcas del Estado, un 19,2% más que los $ 5200 millones de 2008. Para el año próximo la industria deberá aportar $ 7600 millones, es decir $ 1300 millones más que en 2009.