Casi inversamente proporcional a la aceleración de la tasa de inflación y de aumento de la cotización del dólar, juntamente con el creciente clima de incertidumbre que domina a la política y economía argentina, la confianza del consumidor se derrumbó en julio 11,1% respecto del mes previo, informó el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella, tras haber registrado un sorpresivo aumento de 7,7% el mes anterior.
“Esto muestra una volatilidad poco usual en este indicador y muy relacionado con las diferentes opiniones por regiones. En la suba del mes anterior, las regiones de Capital y Gran Buenos Aires habían liderado el incremento, y ahora la caída es liderada por el Interior, que cayó 15,4% respecto a junio, cuando en CABA la caída fue solo de 4,9%. De esta forma el interior viene mostrando una opinión mucho más negativa en los últimos meses”, destaca el escueto análisis de la casa de altos estudios, a partir de los datos relevados por Poliarquía Consultores sobre un universo de 1.018 casos en 40 localidades de todo el país.
La consecuencia, es la parálisis de la actividad económica, tanto los índices de producción industrial privados, como de actividad agregada del Indec (EMAE), muestran por un lado variaciones expansivas en comparación con los bajos registros del año previo, pero estancamiento e incluso baja respecto del nivel que esos indicadores habían alcanzado en diciembre último, fenómeno que se manifestó con contundencia en la generalizada disminución de la confianza de las familias en todo el país: 4,9% en CABA, 10,7% en GBA, y 15,4% en el interior, en comparación con junio, pero también respecto de cualquier mes de referencia: disminuyó 8,2% en un año; 1,3% en comparación con la situación prepandemia de Covid-19; y 8,8% desde el inicio de la presidencia del Frente de Todos.