En diciembre, y por primera vez en casi cuatro años, entraron más turistas que los que salieron. El turismo receptivo generó 294.642 ingresos, con un crecimiento de 13,4% interanual, mientras que el emisivo registró 279.369, con una caída de 13,6%.
El dato provoca algunas sonrisas en el Gobierno porque ayuda a ahorrar dólares para una cuenta corriente que seguirá en rojo durante 2019 por los crecientes intereses que genera el endeudamiento externo. Pero a la vez es reflejo del empobrecimiento generado por la devaluación producto de la crisis cambiaria.
Desde la cuenta de Twitter Carta de Jefatura de Gabinete destacaron el dato. Pero entre analistas surgió la pregunta acerca de si realmente se lo podía considerar una buena noticia. Y aun más: si se trata de un efecto sustitución, a través del cual los argentinos dejaron de viajar al exterior para visitar destinos locales, o si directamente viajaron menos.