Las estadísticas del Instituto de Estadística y Cencos (Indec) mostraron al cierre del segundo trimestre de 2015 una nueva baja de la tasa de desempleo, a 6,6% de la oferta activa. Fue la mínima para ese período desde 1988, y la menor desde el cuarto trimestre de 2013. Idelas-UCES, detectó que el mérito de ese logro fue el persistente retiro de parte de la fuerza laboral del mercado de trabajo. Se explicaría por la carencia de posibilidades para acceder a un empleo remunerado, con un piso de 890.000 y un techo de más de 3,6 millones de personas que cayeron en estado de desaliento. De la extrapolación al total de la población nacional de 43,2 millones de personas que hizo Idelas-UCES de los datos de la última Encuesta Permanente de Hogares, correspondiente al segundo trimestre de 2015 a 31 aglomerados urbanos que nuclean a 26,8 millones de habitantes surgió una nómina de desocupados de 1,1 millones de personas. Sin embargo, dos cálculos alternativos de la casa de altos estudios, consistentes en repetir para el período abril a junio de 2015 la tasa de participación total país que se calculó para el segundo trimestre de 2011, previo a la imposición del cepo cambiario, y replicar la última proporción de la población económicamente activa (PEA) estimada para la ciudad autónoma de Buenos Aires, determinaron que de la población total que debiera estar concurriendo al mercado de trabajo se encuentra sin un empleo entre 2 y 4,8 millones de personas. De ahí surge que la diferencia de 890.000 y 3,6 millones de personas, en cada caso con la cantidad de desocupados que se desprende de la EPH, constituye la población que se retiró del mercado o se abstuvo de participar, por advertir faltas de oportunidades para obtener una ocupación efectiva. Si lo hubieran hecho, con las tasas de empleo registrada por el Indec el desempleo hubiera ascendido a 11% de la PEA en el primer caso y a 20% en el segundo. El informe privado observa que "el fenómeno no es nuevo, sino que ha sido una constante en la historia argentina, puesto que el nivel de desocupación ha sido siempre subestimado por el efecto de la recurrente retracción de la tasa de participación de la población en edad de trabajar en el mercado de trabajo en tiempos de crisis, a niveles muy bajos en una comparación internacional". Según Idelas-UCES, "el principal factor que provoca ese comportamiento de la oferta laboral es la falta de oportunidades para obtener un empleo remunerado, la que se manifiesta parcialmente en la creciente antigüedad de los desocupados en tiempos de crisis", como detectó en su Informe Mensual 74, de julio. Pero también induce a la persistencia de bajas tasas de participación de la población en comparación con los estándares internacionales algunos programas de gobierno de asistencia social, porque imponen como prerrequisito para acceder al beneficio la carencia de un empleo registrado.