La sobrecarga de stock de unidades por el freno de las exportaciones a Brasil volvió a repercutir fuerte en la automotriz Renault, que se vio obligada a paralizar su producción durante las próximas dos semanas, con la consiguiente suspensión de casi todo su personal. Desde ayer, 1600 de sus 1800 empleados en la planta de Santa Isabel, en las afueras de esta capital, ya no concurren a trabajar. Una parte de ellos gozará de vacaciones anticipadas, y quienes no aceptaron ese régimen estarán suspendidos con el pago del 75 por ciento de sus salarios, informó el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata). Este freno en la fabricación de automotores estuvo precedido de suspensiones parciales en las semanas anteriores (el 7, el 8 y el 15 de junio), con el objetivo de la empresa de regular el stock. Como la capacidad de almacenamiento de unidades, en el predio de Santa Isabel, se vio colapsada, a la compañía no le quedó otra alternativa que detener el proceso productivo. Durante el parate, Renault aspira a descomprimir esa situación a través de la demanda del mercado interno, a la espera de que el mercado de Brasil, hacia donde la empresa destina la mitad de su producción, vuelva a impulsar las ventas. En Santa Isabel fabrican los modelos Clio, Symbol, Kangoo y Fluence. La automotriz no dio información oficial sobre el programa de suspensiones, el cual fue revelado ayer por el vocero del Smata, Leonardo Almada, quien explicó que la detención de la actividad en la fábrica se mantendrá hasta el 10 de julio, de acuerdo con la información que les transmitieron los directivos. De todos modos, el dirigente no se arriesgó a pronosticar lo que ocurrirá con posterioridad en caso de persistir los problemas en Brasil. Almada mismo es quien había informado sobre las suspensiones en los episodios anteriores. "A esta situación la adelantamos hace veinte días, que no se había podido vender el stock y generaba inconvenientes graves a la empresa. Cuando hablábamos de suspensiones, nos trataban de mentirosos, y hoy es así", afirmó. Acerca de la situación de Fiat, que también fabrica autos para el mercado brasileño en su planta del barrio cordobés de Ferreyra, la firma no ha dado señales que vaya a tomar una actitud similar a la de Renault. De todos modos, la semana anterior se vio obligada a paralizar durante tres días consecutivos su producción. Entonces, desde el sector empresario se indicó que la medida obedecía al faltante de autopartes como consecuencia de una huelga en la Aduana brasileña. En ese sentido, Almada dijo: "Fiat tiene problemas con algunas piezas, pero viene con una buena perspectiva a futuro". La empresa anticipa que espera una recuperación para el segundo semestre del año, dado que esperan un repunte de la demanda brasileña. La fábrica de camiones Iveco, del mismo grupo italiano, trabaja a ritmo normal, indicó Almada. En la planta de producción de motores que Volkswagen posee en esta ciudad, se registra una merma en el ritmo de actividad debido a la crisis interna y externa que afecta por general a la industria automotriz, se explicó desde el gremio. Por esas razones, cayeron las extensiones horarias con las que trabajaba el personal de la firma alemana. 

La producción de autos en el país en mayo fue de 60.206 unidades, un 24,4 por ciento menos que en el mismo mes del año anterior. Las exportaciones bajaron un 45,7 por ciento a 28.650 unidades, según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa).