Ganancias sigue estando en el centro de la agenda de reclamos de los gremios y, además, al no haber anuncios que impliquen una modificación de las pautas de mínimos y deducciones vigentes desde setiembre del ‘13, ni tampoco adecuación alguna de los tramos de la escala de cálculo del impuesto, presiona sobre las negociaciones de las paritarias ya que se pide un poco más de aumento para recuperar lo que se perderá por el pago del tributo. El Iaraf realizó un análisis de qué pasará con el peso del impuesto con una suba nominal del salario promedio del 30%. En el caso de un trabajador casado con dos hijos, si no ajustan los parámetros de cálculo (sería el segundo año consecutivo), quienes queden alcanzados por el tributo, es decir aquellos que en el ‘13 percibían un salario bruto mensual mayor a $ 15 mil, sufrirán un nuevo e importante salto en su presión tributaria. Pasarán de tributar el 7,7% de su ingreso neto anual al 19,1% del mismo (aumento del 148%), lo que significa que de transferir al fisco en todo el año un monto equivalente a 0,8 salarios netos mensuales pasará a resignar 1,9 salarios. Para este nivel salarial la consecuencia de la falta de ajuste de los parámetros de cálculo implica que el trabajador resignará adicionalmente un monto equivalente a más de un mes de sueldo y verá neutralizado a nivel salario de bolsillo prácticamente el 40% del incremento salarial nominal obtenido sobre el sueldo bruto. En sueldos más altos el efecto será similar, aunque decreciente en importancia a medida que los tramos de ingresos ejemplificados son superiores. Por ejemplo, el más alto pasará una alícuota efectiva del 10,5 al 21,1 por ciento (aumento del 100%) lo que se traduce en la pérdida del 80% de un salario mensual. Este mayor incremento de la presión tributaria para los niveles intermedios de ingresos, en relación a los niveles superiores (que se viene verificando hace varios años y se profundizará este año si no se ajustan convenientemente los parámetros), es uno de los efectos más perniciosos de esta política toda vez que afecta significativamente la progresividad del impuesto y genera situaciones altamente inequitativas. En el nivel más alto de salario el incremento de tasa efectiva será de solamente un 11% y se producirá una pérdida equivalente a solamente 0,2 salarios mensuales. La falta de equidad se evidencia por ejemplo en situaciones como las siguientes *Un trabajador con un salario mensual del $ 27.522 queda excluido del impuesto mientras otro que perciba $ 32.109, es decir solo el 16,7% más queda sujeto a una alícuota del 19,1%, lo que implica diecinueve puntos porcentuales más de impuesto. En consecuencia el paso de no contribuyente (por haber quedado alcanzado en el beneficio establecido en el decreto 1242/2013) además de quedar sujeto a una condición anclada en el tiempo, no es gradual sino totalmente brusco, generando obligaciones tributarias muy significativas desde los niveles inferiores de ingresos alcanzado. Por el contrario un dependiente con un ingreso mensual del $ 91.740 (185% superior al caso anterior) tributa a una tasa efectiva del 30,1%, es decir que un salto en el nivel salarial mucho mayor implica un incremento de obligación tributaria menos determinante, sólo once puntos porcentuales superior. Dado que el decreto 1242/2013 establece una segmentación absoluta y no relativa de los trabajadores, genera situaciones altamente incongruentes en los niveles marginales al monto de corte. Así, un trabajador que en el 2013 percibía un ingreso bruto de $ 15 mil ha quedado desde entonces fuera del alcance del tributo, mientras que otro cuyo ingreso era de $ 15.001 sí debe tributar y, como consecuencia de la falta de ajuste de los parámetros, a alícuotas mayores cada año. En consecuencia (bajo los supuestos de incrementos salariales y falta de ajuste de mínimos que se han manejado en este trabajo) un empleado que este año perciba un ingreso bruto mensual promedio de $ 25.740 queda exento y en consecuencia percibirá un ingreso de bolsillo de $ 21.364. Por el contrario otro trabajador cuyo sueldo bruto mensual promedio sea de $ 25.742 sí deberá tributar (por haber sido su remuneración bruta mensual en 2013 de $ 15.001) y el valor mensual promedio del impuesto a las ganancias que le corresponderá será de $ 2.409, con lo cual su ingreso de bolsillo (neto de aportes previsionales y de la retención del impuesto a las ganancias) se reducirá a $ 18.957, es decir un 11% inferior al del trabajador anterior. El incremento en la presión tributaria que vienen soportando año a año los trabajadores que quedan alcanzados por Ganancias es palpable y este año también se producirá un “salto significativo” de no modificarse los parámetros de liquidación y que implicara resignar hasta un sueldo mensual más respecto a la obligación determinada para el año pasado.